jueves, 16 de julio de 2015

HAY UNA LUZ REMOTA. POEMAS PARA VALENTE, QUINCE AÑOS DESPUÉS

El próximo dieciocho de julio se cumplen quince años de la muerte del poeta José Ángel Valente, sin que en todo este largo tiempo –puede que un ciclo corto en términos literarios–, su hueco haya podido ser cubierto por nadie, sino todo lo contrario: el abismo crece, y crece sin fin ni remedio.

Valente en su casa de Almería © El País
En la vida de Valente, varias fueron las ciudades que marcaron su devenir personal y literario, alumbrando de manera radical su obra, pero sin duda alguna que fue la última de ellas la que se erige como fuente y esencia de la parte final y clave de sus escritos: Almería.

Aunque se le encasilla –más por un aspecto cronológico que estético-literario– en la "Generación del 50" (Barral, los hermanos Goytisolo, Gamoneda, Gil de Biedma o Caballero Bonald), pronto se aleja de ésta para trazar su propio y personal camino, haciendo un viaje interior ya sin retorno, en una búsqueda de la esencia mística de varias culturas: la cábala, el sincretismo místico y por supuesto el misticismo cristiano con el rescate de autores como San Juan de la Cruz y Miguel de Molinos.  

Fue en 1985, aconsejado por Juan Goytisolo y en la necesidad de un clima más benévolo para su salud, cuando se instala hasta su muerte en Almería, si bien su deceso se produciría en Ginebra. Es en esa tierra desértica en donde conceptos tan valentinianos como luz, pájaro, mar, fuego, desierto, vacío... toman apariencia física y a la vez espiritual. Fue ésa, su última etapa, la que asienta la poética del escritor gallego, dando a luz los transcendentales poemarios Al dios del lugar (1989), Treinta y siete fragmentos (1989), No amanece el cantor (1992) –en cuyas páginas, de un profundo carácter elegíaco, su hijo muerto es evocado de forma amarga y sin consuelo–; y finalmente, el póstumo Fragmentos de un libro futuro (2000).

Cuando hace unos meses preparábamos nuestro magazine literario, tomó forma la idea de editar un especial sobre Valente coincidiendo con el 15º aniversario de su muerte, en el que se evidenciaría su relación con Almería, con sus ásperos paisajes, cabos y desiertos... mediante poemas, fotografías, artículos y dibujos... pero transcurridas unas semanas y dada la cantidad de poemas personales que yo poseía en los que citaba de manera directa o indirecta al poeta, se decidió editar la plaquette Hay una luz remota. Poemas en torno a José Ángel Valente.


  

Beber tu sed,                    
                       ansioso,     
engullir famélico     
tu lengua y despojos,     
como mar que erosiona     
el aliento de la    
roca:     
y el naufragio estrepitoso                   
                                         del sueño. 

***

Como colofón, hace unos meses tuvo lugar la ansiada apertura de su mítica casa, convertida en museo, un lugar en donde da la sensación de sentir aún la presencia del poeta gallego, que ha decidido quedarse para siempre allí. La luz no basta... o puede que sí.

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